La introducción de un artículo científico, es el primer elemento, que enfoca y dirige al lector en su lectura; le da significado y sentido en la medida que informa el tema a tratar, define el problema de investigación, se muestran los antecedentes en que se basa el estudio y la teoría en que se sustenta, define el propósito del estudio (Díez Mejía, 2008); debe quedar argumentado su originalidad, y el potencial para que los resultados y su discusión provean nuevos conocimientos (Cruz-Cruz, 2021). En resumen, la introducción debe transmitir al lector la relevancia de la investigación, lo que motivará al lector para que lea todo el trabajo (Villagrán & Harris, 2009).

El abstract es lo que “vende” tu artículo. Luego sigue el primer párrafo de la introducción, sino logras enfocar al lector de que trata tu artículo el lector perderá el interés de seguir leyendo. Por eso es importante la fina redacción de este primer párrafo, asimismo, sugerimos que toda la redacción de la introducción no debe pasar de una página.

El propósito u objetivo del estudio debe estar sumamente claro en la introducción lo cual facilita la comprensión del artículo, puedes presentarlo en el último párrafo (Argimón Pallás & Jiménez Villa, 1998).  Aunque algunos autores pueden considerar presentar el esquema del trabajo al final de la introducción.

La revisión de literatura de gestión, marketing u otra área en la cual estás trabajando, debe transmitir la innovación tecnológica y experiencia, y si es el caso la integración de los canales de venta (online y offline), lo cual es tendencia ahora, especialmente en las estrategias de marketing.

En la redacción es recomendable no utilizar expresiones para “sensacionalizar” los resultados, como por ejemplo: “las contribuciones más relevantes”, lo cual podría ser observado.

La introducción debe ser coherente con el resto del artículo. Por lo cual se recomienda hacer una revisión exahustiva al final cuando las ideas han sido completamente desarrolladas (Díez Mejía, 2008).